lunes, 7 de mayo de 2007

al lado del corazón la idea del poema,
afuera, la latencia del árbol. caminar hacia
la idea del adentro. hacia la latencia
del adentro que acompaña y hace en sí
misma camino. parque de bancas que
giran. hojas con una musicalidad de viento.
¿dónde está el centro del parque? quizá
en el centro de la idea del corazón.
y éste está afuera de la palabra. el viento
también, y el parque. queda el fuego,
queda la proyección del silencio
en el vidrio de todos los espejos.
está también el vértigo y el vuelo.
lo que no necesita alas. está el continuo
camino de la mano, que busca en la
hoja su calle y su muro. que no necesita
espejo para reconocerse, porque su movimiento
es ya su figuración. es el corazón en todo
el pecho, la velocidad de la sangre
que lo alivia de su delirio de fatiga. que
articula su camino afuera de la lluvia,
en las letras que le sobran al dibujo de las palabras.


es el calce de la nieve en tu piel.



y el calce del vuelo se da en el no necesitar
las alas. en un fulgor en el que caminar
exime automáticamente cualquier posibilidad
de ser adjetivado. es el intentar que se confunde
en el afán con la repetición. que está tan cerca
como el impulso continuo de perderse.
mas, lo que devuelve el camino, es el tránsito
hacia el adentro, que supone vueltas en derredor,
no en círculo, sino rondando, dibujando, el
perfil de la mañana. es un andar en el que
las manos se reconocen. proyectando su
imaginación hacia el corazón, que no es absoluto.
la voz quizá sea la forma más amorosa del olvido,
la más inmediata, la más profunda. la que no
genera mayores nostalgias ni necesita de otras
alas que el dibujo transparente de las palabras
.

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